De los Documentos: Tutoría de sanadores

Retrato de Malinda J. Lancaster, P01088. Retrato de Emma A. Thompson por Rugg, P01711. Mary Baker Eddy a Janet T. Colman, 8 de enero de 1885, L03613.
La correspondencia de Mary Baker Eddy incluye muchas cartas de apoyo a sus alumnos en su creciente práctica de la Ciencia Cristiana. Le escribían sobre sus preguntas y desafíos, así como sus vislumbres espirituales y victorias, y ella a menudo respondía con palabras de sabiduría y aliento.
Tales intercambios formaron la base de “Dear Student: Mentoring healers” [Querido alumno: Tutoría de sanadores], parte de nuestra nueva función de “Story Paths” [Recorridos narrativos] en el sitio web de Mary Baker Eddy Papers [Documentos de Mary Baker Eddy]. Debido a que cultivar estas tiernas relaciones era parte tan importante del trabajo de Mary Baker Eddy, queríamos destacar parte de esta correspondencia, así como otras cartas adicionales. Es interesante que, a pesar de la función de Mary Baker Eddy como Fundadora de la Ciencia Cristiana y su maestra, sus alumnos estuvieran dispuestos a ser vulnerables con ella. También que ella, por su parte, no parecía haberles hecho sentir ninguna vergüenza o sentimiento de inferioridad en sus luchas. Más bien, ella contestaba con calidez y consejos, lo que indica que realmente leía sus cartas y respondía a sus necesidades específicas.
Caroline D. Noyes, una pionera de la Ciencia Cristiana en el área de Chicago, tomó la clase de Mary Baker Eddy en febrero de 1884. Después, enfrentó desafíos para establecer su práctica de curación. El 10 de abril de 1884, le escribió a su maestra:
… Mi negocio no va nada bien, estuve ausente tanto tiempo, que mis pacientes perdieron el interés y supongo que están tan cargados de leyes que no vendrán porque he estado en el Colegio [de Metafísica de Massachusetts] y estoy tratando de hacer algo por la Causa. Estoy profundizando, tratando de romperlas. Creo que debo de haber recibido alguna ayuda de usted, ya que mi valor es bastante bueno a pesar de la depresión en mi negocio. Si alguna vez puedo tener otro comienzo aquí,
creosé que estaré bien con mi creciente conocimiento – …1
Mary Baker Eddy se hizo eco de las palabras de Caroline D. Noyes directamente en su respuesta: “Ahora dices que estás ‘profundizando’ para romper la ley de la malicia y la envidia y poder llevar adelante tu negocio nuevamente”. A continuación, ofreció una perspectiva alternativa de la situación.
… Recuerda que no necesitas profundizar, solo debes estar consciente de tu parte de la Verdad en el caso. Ten una comprensión tan clara de que el mal no es un poder y no puede hacer una ley, así como sabes que la enfermedad no es poder y no puede hacer leyes, y entonces estás libre; y la Ley del Cristo, la Verdad, te habrá liberado de la ley del pecado y la muerte…2
Aunque Caroline D. Noyes continuó luchando con su práctica durante todo el año, el 5 de agosto de 1884, escribió para señalar un cambio para mejor:
… Estoy perdiendo rápidamente mi miedo porque estoy
encontrando la absolutaempezando a darme cuenta de que lo opuesto a Dios es absolutamente nada, y de que realmente no hay poder en la Malicia, por muy concentrada o consolidada que parezca, es simplemente una apariencia; y sé que si sano con la verdad, mi superestructura resistirá las enormes olas y las tormentas del Error, la malicia o la mente mortal, o cualquier otra cosa que la mentira pueda llamarse a sí misma, porque está construida sobre Dios – …3
Mary Baker Eddy entonces respondió dándole más ánimo:
Acabo de recibir tu muy interesante carta. Tienes razón en todas las conclusiones que allí se mencionan, y estás creciendo a ritmo acelerado. El ultimátum de la ciencia es saber que nada puede hacernos daño, ya que Dios y Su idea son lo único que existe…4
Janet T. Colman era una alumna de Mary Baker Eddy del área de Boston, que viajó al Medio Oeste para dar clases de la Ciencia Cristiana. Aunque luchó con sus propias dudas sobre su capacidad, se esforzó por poner en práctica su comprensión de la Ciencia Cristiana. El 5 de enero de 1885, le escribió a Mary Baker Eddy, “… No parezco ser una alumna muy brillante, pero mi objetivo es hacer todo lo más correcto que pueda y estar a la altura de lo que usted me ha enseñado…”
A pesar de su humilde opinión, Janet T. Colman continuó compartiendo la inspiración que había recibido el día anterior:
… Ayer tuve un día tan hermoso. Mis pensamientos estaban repletos de bien. El tema de ellos era los diez mandamientos, y la forma en que están escritos: “Tú no deberás hacer” esto ni aquello. Es algo que debemos investigar. ¿Cómo puede la gente decir que son agentes morales libres cuando los mandamientos son tan imperativos? Siento que cuando comenzamos a entender que no podemos quebrantar sus mandamientos, entonces avanzamos en la comprensión de la “Ciencia”. ¡Oh!, llegar tan alto como para comprender que el mal no existe…5
Mary Baker Eddy respondió unos días después, con palabras gozosas al tener noticias de Janet T. Colman y apoyando la idea de que la comprensión de Colman seguiría creciendo:
Acabo de recibir tu amable carta, y me alegró saber de ti y me regocijé con tu informe; Dios te conceda este punto de vista hasta que se abran los cielos del Amor que cumple la ley y experimentarás el dulce sentido de amar incluso a tus enemigos; el dulce sentido de la paciencia que tiene su obra perfecta; el dulce sentido del bien de Dios que está con nosotros, que nunca recurre a una persona en busca de ayuda, sino que es el Amor perfecto que elimina todo temor, la paz que fluye como un río, la única y eterna realidad de tu ser…6
En otros casos, los alumnos de Mary Baker Eddy aún no habían obtenido la vislumbre y la inspiración deseadas. Esta carta de Emma A. Thompson reveló sus luchas para establecer una práctica de curación. Ella escribió el 25 de octubre de 1886 para confiarle a Mary Baker Eddy:
… Siempre me he esforzado tanto por seguir sus enseñanzas y hacer lo más correcto que he podido, pero no puedo decirle a nadie la lucha que he sostenido para librarme de este estado mental tan terrible terrible, ¿es posible que esté perdiendo la razón?7
Ella respondió con amabilidad, hablando directamente al tema en cuestión: “Ahora recuerda, querida, tus puntos cardinales en la Ciencia, a saber, que una mentira nunca es verdadera, la Verdad y el Amor son tu única Vida, sustancia e Inteligencia o Mente y no puedes perder tu verdadera mMente más de lo que Dios puede”.8
Aunque no tenemos una respuesta de Emma A. Thompson a esta carta en particular, sabemos que algunas semanas más tarde, ella le escribió al secretario de Mary Baker Eddy, Calvin Frye, con un gran pedido de literatura de la Ciencia Cristiana.9 Claramente, su práctica de la Ciencia Cristiana continuaba.
Además de responder a sus preocupaciones específicas, Mary Baker Eddy también mantuvo correspondencia con sus alumnos para compartir orientación más general sobre el trabajo necesario para un sanador de la Ciencia Cristiana. En una carta del 9 de diciembre de 1884, ella le escribió a Caroline D. Noyes:
… Ahora renuncia a todo sentimiento de ser agraviada, de odio, envidia, celos o venganza, si alguna vez tuviste cualquiera de esos sentimientos. Silencia toda lujuria de la carne y orgullo de la vida humana. Piensa correctamente y sanarás y nadie podrá impedírtelo…10
Mary Baker Eddy expresó un sentimiento similar en una carta del 7 de octubre de 1886 a Janet T. Colman, aconsejándole que tomar una clase anual no promovería el mayor crecimiento en la Ciencia Cristiana, sino más bien “buscar en tu propia naturaleza y ver qué es desemejante a la verdadera semejanza y erradicarla”.11
Con este fin, Mary Baker Eddy se dio cuenta de que la expresión de humildad es importante en el crecimiento de un sanador de la Ciencia Cristiana. Maria B. C. Newcomb escribió el 2 de julio de 1886, transmitiendo su interés en la Ciencia Cristiana y su deseo de tomar la clase de ella. También indicó su preocupación por no estar a la altura de la tarea:
… Tengo el más profundo interés en esta Ciencia, y el anhelo más intenso de sentarme a sus pies y aprender de usted estas grandes y hermosas Verdades. Pero al mismo tiempo me atormenta el temor de no estar a la altura de ella; la que a mi débil mente no desarrollada parece tan vasta e inconmensurable.
Tal vez podría recoger algunas migajas, e incluso con ellas podría estar contenta…12
A pesar de la aprensión de Maria B. C. Newcomb, Mary Baker Eddy respondió que ella estaba en el estado mental adecuado para tomar una clase pronto:
… Estoy profundamente interesada en el estado de ánimo que usted describe en su carta. Es mediante la humildad que los mortales alcanzan la exaltación de la comprensión de Dios, como en la Ciencia Cristiana. Espero que cuando reciba esto me escriba de inmediato para decirme que se unirá a mi Clase a principios de otoño––…13
Este intercambio contrasta con la correspondencia que ella tuvo casi al mismo tiempo con su alumna Malinda J. Lancaster, quien escribió el 26 de julio de 1886:
¿No puede dar una clase el 1.o de septiembre o un poco antes? y avíseme antes del 10 de agosto, si está dispuesta a aceptarme. Siento que usted debe hacerlo y lo hará, y tendrá la bondad de corazón y el juicio misericordioso como para abrirme paso hacia la clase normal también…14
Una nota al pie de la carta indica que ella no sentía que Malinda J. Lancaster estuviera lista para su clase aún, y que primero debía estudiar con la hermana de Lancaster, M. Bettie Bell (una alumna de Eddy). Malinda J. Lancaster se sintió muy ofendida, y respondió en un tono acalorado. Finalmente, M. Bettie Bell persuadió a Mary Baker Eddy para que le enseñara a su hermana. Por su parte, Malinda J. Lancaster comenzó a tener una opinión más humilde de su aptitud para desarrollar su comprensión de la Ciencia Cristiana. Le envió una carta de arrepentimiento a Mary Baker Eddy el 22 de agosto de 1886,15 antes de entrar en la clase Primaria de Mary Baker Eddy ocho días después.
Cuando le envió una carta poco más de un mes después, Mary Baker Eddy enfatizó la importancia de la humildad, cualidad que Malinda J. Lancaster evidentemente estaba adquiriendo en su práctica sanadora: “Nunca conoceremos nuestra fortaleza hasta que sea puesta a prueba y entonces Su fortaleza se perfecciona en nuestra debilidad y aprendemos de la humildad el poder de la Verdad y el Amor divinos”.16
Malinda J. Lancaster respondió el 11 de octubre:
Sus palabras son muy alentadoras y espero que “Nuestro Padre celestial” siempre me haga sentir que estoy a la altura de Sus exigencias.
Tengo varios casos que los doctores consideran desesperados, y yo considero llenos de esperanza. Estoy tan completamente satisfecha con lo que usted me ha enseñado, y con sus enseñanzas aprendo tanto cada día, que no dudo en tomar cualquier caso…17
Estos intercambios tan tiernos entre Mary Baker Eddy y sus alumnos revelan las relaciones de confianza y cariño que compartían. La confianza y la franqueza de sus alumnos le permitieron hablar directamente de las necesidades específicas de ellos de manera cálida y edificante. Esta correspondencia nos recuerda un pasaje del libro de ella, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras:
La palabra tierna y el aliento cristiano que se da al inválido, la compasiva paciencia con sus temores y la eliminación de los mismos, son mejores que hecatombes de copiosas teorías, discursos estereotipados y plagiados y la limosna de argumentos, que no son sino otras tantas parodias de la Ciencia Cristiana legítima, que arde de Amor divino.18
Ella esperaba que, por medio de su mentoría, sus alumnos finalmente encontrarían la confianza para llevar adelante con éxito sus propias prácticas, poniendo en primer plano las cualidades de pensamiento que ella había enfatizado como esenciales para la curación. De hecho, todas las mujeres mencionadas aquí continuaron teniendo carreras de por vida en la Ciencia Cristiana.
Tenga en cuenta: Las referencias citadas en nuestra serie de artículos “De los documentos” reflejan los documentos originales. Por este motivo, pueden incluir faltas de ortografía y ediciones realizadas por los autores. En los casos en que una marca o corrección no se representa fácilmente en el texto citado, se puede eliminar o insertar de forma silenciosa.
Este artículo también se puede leer en este sitio web en alemán, francés, inglés y portugués.
- Caroline D. Noyes a Mary Baker Eddy, 10 de abril de 1884, IC304.43.006.
- Mary Baker Eddy a Caroline D. Noyes, 15 de abril de 1884, L05409.
- Caroline D. Noyes a Mary Baker Eddy, 5 de agosto de 1884, IC304.43.009.
- Mary Baker Eddy a Caroline D. Noyes, 11 de agosto de 1884,L05411. Este segundo intercambio entre Mary Baker Eddy y Caroline D. Noyes está incluido en nuestra historia “Dear Student: Mentoring Healers” [Querido alumno: tutoría de sanadores]. Puedes continuar explorando otras cartas entre las dos a través de búsquedas de palabras clave, o revisando las cartas conectadas con la biografía de Caroline D. Noyes (en inglés) en la lista de referencias de personas.
- Janet T. Colman a Mary Baker Eddy, 5 de enero de 1885, IC392.50.010.
- Mary Baker Eddy a Janet T. Colman, 8 de enero de 1885, L03613.
- Emma A. Thompson a Mary Baker Eddy, 25 de octubre de 1886, IC344.47.028.
- Mary Baker Eddy a Emma A. Thompson, 30 de octubre de 1886, L05562.
- Emma A. Thompson a Calvin A. Frye, 16 de noviembre de 1886, IC953.93A.010.
- Mary Baker Eddy a Caroline D. Noyes, 9 de diciembre de 1884, L05413.
- Mary Baker Eddy a Janet T. Colman, 7 de octubre de 1886, L03618.
- Maria B. C. Newcomb a Mary Baker Eddy, 2 de julio de 1886, IC410.51.002.
- Mary Baker Eddy a Maria B. C. Newcomb, 22 de julio de 1886, V03478.
- Malinda J. Lancaster a Mary Baker Eddy, 26 de julio de 1886, IC296.43.001.
- Malinda J. Lancaster a Mary Baker Eddy, el 22 de agosto de 1886, IC296.43.006
- Mary Baker Eddy a Malinda J. Lancaster, 8 de octubre de 1886, L04529.
- Malinda J. Lancaster a Mary Baker Eddy, 11 de octubre de 1886, IC296.43.007.
- Mary Baker Eddy, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras (Boston: Christian Science Board of Directors), 367.