De los Documentos: “Este es mi mensaje de amor”

Josephine Curtis Woodbury y Janette E. Weller a Mary Baker Eddy, 28 de julio de 1888, 338AP1.46.029.
Nuestro equipo sintió curiosidad por conocer la historia detrás de esta carta única. ¿Qué aporta a nuestra comprensión del movimiento de la Ciencia Cristiana en la época en que fue escrita? Esto es lo que descubrimos.
A finales de julio de 1888, dos estudiantes de Mary Baker Eddy, Josephine Curtis Woodbury y Janette E. Weller, viajaron juntas a la cima del monte Washington. Ubicado en la cordillera Presidencial de las montañas Blancas de Nuevo Hampshire y a más de 2000 metros sobre el nivel del mar, es uno de los picos más altos y escarpados de los Estados Unidos, al este de las montañas Rocosas. También es famoso por su clima extremo, algo a lo que hacen alusión las palabras cubiertas de nieve y hielo en el membrete de la carta. De acuerdo con el Servicio Forestal de los Estados Unidos, es “uno de los lugares más inhóspitos del planeta”. Y las predicciones desalentadoras continúan:
El primer día de primavera con frecuencia trae temperaturas muy por debajo del punto de congelación, si no bajo cero. A mediados del verano puede haber lluvias torrenciales, tormentas de nieve, temporales y temperaturas altas que rara vez alcanzan los 21 °C. Los primeros en visitar la cordillera Presidencial de las montañas Blancas de Nuevo Hampshire afirmaban que era “terriblemente intimidante” y “un territorio salvaje vasto en extremo”.1
Esto probablemente explica por qué Woodbury y Weller fueron en julio y, en vez de escalarlo —como lo hace la figura en el membrete de la carta— es posible que hayan llegado a la cima mediante el ferrocarril de cremallera del monte Washington, que también aparece en la ilustración. Construido en 1869, fue el primer ferrocarril de cremallera del mundo, y en aquella época se consideró casi un milagro en ingeniería e ingenio.2
Cuando Woodbury y Weller llegaron a la cima, deben de haberse quedado en la Summit House, situada en la estación terminal del ferrocarril. Era un hotel de tres pisos y noventa y un dormitorios que también incluía habitaciones calefaccionadas, un restaurante, una oficina de correo y de telégrafo y un puesto de regalos.3 Es probable que aquí fuera donde Woodbury y Weller consiguieron esta papelería de recuerdo, en la cual le escribieron esta carta a Mary Baker Eddy:
Monte Washington, 28 de julio de 1888
Mi Amada Maestra.
He traído sus escritos sobre la Ciencia Divina al punto más alto habitable de nuestro país, y amo a Dios por permitirme hacerlo. Los dejo aquí para que guíen a la gente hacia arriba… hacia Dios.
“Ni de los jardines bien cuidados,
ni de los campos de margaritas
traemos nuestra pequeña ofrenda;
sino de los montes de Dios, desde la cima”4
Su amorosa y agradecida estudiante,
Josephine C. Woodbury
Mi querida Maestra:
Este es mi mensaje de amor
Sra. J. E. Robinson5
¿Qué motivó a Woodbury y Weller a llevar los escritos de Mary Baker Eddy a la cima del monte Washington? La segunda mitad de la década de 1880 (periodo de tiempo al que pertenecen los documentos que el equipo de los Documentos está procesando en este momento) se caracterizó por un interés creciente en la Ciencia Cristiana. El gran factor que contribuyó a ello fue el aumento del acceso que el público tenía a la cantidad cada vez mayor de literatura de la Ciencia Cristiana. Durante esta época, Mary Baker Eddy revisó y publicó continuamente nuevas ediciones de Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras. También escribió varios artículos y folletos más cortos. Además de Ciencia y Salud, muchos de sus otros escritos estaban disponibles en ese entonces: Defence of Christian Science [Defensa de la Ciencia Cristiana] (1885), La curación cristiana (1886; 1965 en español), La idea que los hombres tienen acerca de Dios: Sus efectos sobre la salud y el cristianismo (1886; 1965 en español), Mind-Healing: Historical Sketch [La curación por la Mente: Reseña histórica] (1886), Ciencia Cristiana: No y Sí (1887), Rudiments and Rules of Christian Science [Rudimentos y reglas de la Ciencia Cristiana] (1887; 1932 en español, con otro título), Unity of Good and Unreality of Evil [La unidad del bien y la irrealidad del mal] (1887; 1965 en español, con otro título) y No y Sí (1887; 1932 en español). Estas publicaciones se promocionaban en The Christian Science Journal, y sus suscriptores podían escribir a Boston para encargarlas.
Pero a finales de la década de 1880, los estudiantes de Mary Baker Eddy eran quienes más contribuían a difundir los textos de la Ciencia Cristiana. La página web de los Documentos de Mary Baker Eddy ofrece un mapa con los lugares donde se originaron las cartas a Mary Baker Eddy.6 Vemos que entre 1886 y 1889 había ciertos “puntos de interés” de correspondencia, que irradiaban desde lugares donde los estudiantes más activos y establecidos de Mary Baker Eddy daban clases y realizaban sus prácticas sanadoras. Y muchos de estos estudiantes hacían grandes pedidos de sus escritos, que luego distribuían.7 Al ampliar el mapa interactivo, también se puede ver la correspondencia proveniente de individuos en lugares lejanos a los epicentros de actividad de la Ciencia Cristiana. Esto se puede deber en parte al hecho de que los estudiantes de Mary Baker Eddy no solo difundían la literatura que encargaban cerca de donde vivían. La carta de Woodbury y Weller proporciona un ejemplo notable de los extremos a los que a veces llegaban.
La cima del monte Washington podría parecer, en principio, un lugar poco fructífero para generar interés en la Ciencia Cristiana. Pero, según los datos impresos en el reverso de la papelería de Summit House, más de 20 000 personas visitaron el lugar tan solo en 1887. Se presume que provenían de todos los Estados Unidos y de otros países.8 Además de esto, la carta implica que Woodbury y Weller creían que el tipo de personas que se sentían atraídas a los extremos de la cima más alta del noreste también serían receptivas a que se las guiara “hacia Dios”.
Woodbury y Weller no solo querían que Mary Baker Eddy supiera que habían distribuido sus escritos en la cima del monte Washington; también querían comunicarle el aprecio y amor que sentían por ella. Y su pequeño regalo de flores silvestres “de los montes de Dios” transmitía este mensaje. Junto a las flores adheridas en su lado de la carta, Woodbury citó un verso pertinente para la ocasión de un poema escrito en honor a William Cullen Bryant, uno de los poetas más apreciados de esa época.9 Por su parte, Weller prefirió que las flores en su lado de la carta hablaran por sí mismas. Debajo de ellas, simplemente escribió: “Este es mi mensaje de amor”.
De acuerdo con el Servicio Forestal de los Estados Unidos, el monte Washington era, como lo es ahora, famoso por sus flores silvestres:
Se pueden observar plantas fascinantes y hermosas por toda la montaña, pero son las especies alpinas las que parecen cautivar nuestra imaginación. Varadas en sus hogares en las alturas a medida que retrocedía el último glaciar, muchas de estas especies también se encuentran en la tundra, cientos de kilómetros hacia el norte. Visitar el monte Washington a comienzos del verano es una experiencia que tiene sus recompensas. Maravillosas variedades de flores se destacan en contraste con sus bosques verdes y las quebrantadas rocas grises de la zona alpina.10
Desde el comienzo, los exploradores de la cima de la montaña se han maravillado de que algo pueda prosperar en condiciones tan extremas; mucho menos las flores alpinas tan pequeñas y delicadas que crecen allí en abundancia.
Mary Baker Eddy amaba las flores.11 Y un pasaje que escribió en Ciencia y Salud puede fácilmente recordar esas flores silvestres ondeando en el viento en la cima del monte Washington: “Las regiones árticas, los trópicos soleados, las montañas gigantescas, los vientos alados, las olas poderosas, los valles verdes, las flores festivas y los cielos gloriosos, todos señalan a la Mente, la inteligencia espiritual que reflejan”.12 Las flores silvestres alpinas en esta carta seguramente deben de haber echado a volar su imaginación. En lugar de deshacerse de ellas junto con los desperdicios de la cocina luego de que se marchitaran, ella las guardó con la carta, y se han preservado así desde entonces.
Es encantador imaginar a Woodbury y Weller explorando juntas la cima del monte Washington en la belleza del verano, deleitándose con sus paisajes, su clima fresco y sus abundantes flores silvestres, y recordando con cariño a Mary Baker Eddy. Al comparar esa cima con “los montes de Dios”, sintieron la inspiración de dejar sus escritos allí para que los descubriera un público aún más diverso del que la Ciencia Cristiana habría de alcanzar por otros medios.
Este artículo también se puede leer en este sitio web en alemán, francés, inglés y portugués.
- United States Forest Service, “Eastern Region Viewing Area: Mount Washington” [Área de observación en la región del este: monte Washington], Celebrating Wildflowers [Celebración de las flores silvestres], recuperado el 20 de octubre de 2023, https://www.fs.usda.gov/wildflowers/regions/eastern/MountWashington/index.shtml.
- American Society of Mechanical Engineers & American Society of Civil Engineers, “Mount Washington Cog Railway” [Ferrocarril de cremallera del monte Washington], 26 de junio de 1976, https://www.asme.org/wwwasmeorg/media/resourcefiles/aboutasme/who%20we%20are/engineering%20history/landmarks/18-mount-washington-cog-railway-1869.pdf.
- Timothy J. Mallery, “Summit House—Mount Washington” [Casa de la cima, monte Washington], Catskill Archive, recuperado el 20 de octubre de 2023, https://www.catskillarchive.com/rrextra/whmtns03.Html.
- Tomado y modificado de un verso de un poema escrito por Mary H. C. Booth, “To William Cullen Bryant.: With a blossom of Edelweiss from the Swiss Alps, eleven thousand feet above the level of the sea.” [A William Cullen Bryant: Con una flor de Edelweiss de los Alpes suizos, a tres mil trescientos metros sobre el nivel del mar]. The Bryand Festival at “The Century” [El Festival Bryand en “El siglo”] (New York: Century Association, 1864), 32. https://books.google.com/books?id=3dI-AAAAYAAJ&PA32&Ipg=PA32&dq.
- Josephine Curtis Woodbury y Janette E. Weller a Mary Baker Eddy, 28 de julio de 1888, IC338AP1.46.029. https://www.mbepapers.org/?load=338AP1.46.029. Weller era el apellido del primer esposo de Janette, Franklin G. Weller, quien falleció en 1877. Ella se casó con Fred A. Robinson en 1882 y adoptó su apellido durante el tiempo que estuvieron casados. Luego de su divorcio en 1891, ella volvió a usar el apellido Weller por el resto de su vida.
- https://mbepapers.org/?load=mapview.
- Véase, por ejemplo: Ellen Brown Linscott a Calvin A. Frye, 9 de julio de 1885, IC163A.27.029 https://marybakereddypapers.org/?load=163A.27.029; Jennie B. Fenn a Calvin A. Frye, 20 de enero de 1886, IC943.92.009 https://marybakereddypapers.org/?load=943.92.009; Victoria H. Sargent a Calvin A. Frye, 2 de junio de 1886, IC951.93.009 https://marybakereddypapers.org/?load=951.93.009; George B. Wickersham a Calvin A. Frye, 23 de febrero de 1886, IC954.93A.024 https://marybakereddypapers.org/?load=954.93A.024; y Laura V. Lathrop a Calvin A. Frye, 10 de julio de 1886, IC947.93.019 https://marybakereddypapers.org/?load=947.93.019.
- New Hampshire Historical Society, “Mt. Washington Summit House stationery, 1880s” [Papelería de Summit House en el monte Washington, década de 1880], recuperado el 20 de octubre de 2023, https://www.nhhistory.org/object/266651/letter-from-j-a-cochran-1889-july-24.
- Poetry Foundation, “William Cullen Bryant”, recuperado el 20 de octubre de 2023, https://www.poetryfoundation.org/poets/william-cullen-bryant.
- United States Forest Service, “Eastern Region Viewing Area: Mount Washington”, Celebrating Wildflowers, recuperado el 20 de octubre de 2023, https://www.fs.usda.gov/wildflowers/regions/eastern/MountWashington/index.shtml.
- Kelly Byquist, “The Flower Lady” [La dama de las flores], 1.º de mayo de 2020, https://www.longyear.org/learn/research-archive/the-flower-lady.
- Mary Baker Eddy, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras (Boston: Christian Science Board of Directors), 240.