Una notable historia de persistencia
Los soldados fueron enviados a campos de prisioneros de guerra, pero fue necesario hacer diferentes arreglos para los civiles capturados. En enero de 1942, Japón estableció el campo de confinamiento Stanley en una península que albergaba un fuerte, un colegio universitario, una escuela preparatoria privada, una aldea y una prisión.1 Los ocupantes del campo procedían de una variedad de orígenes nacionales y religiosos. La mayoría eran británicos, pero había también varios cientos de estadounidenses, además de canadienses, holandeses y otros.2 Entre los grupos religiosos del campo había católicos, diversas denominaciones protestantes y Científicos Cristianos.3 Los archivos de la Biblioteca Mary Baker Eddy conservan registros y recuerdos de los servicios que los Científicos Cristianos establecieron durante su tiempo en prisión. Estos revelan una notable historia de persistencia y resiliencia que, 80 años más tarde, continúa siendo una fuente de inspiración.
Si bien el campo Stanley no era un campo de prisioneros de guerra ni un campo de concentración, las condiciones de vida eran ciertamente duras. Cuando se les ordenó por primera vez a los civiles que se reunieran, no se les dijo que iban a ser confinados. Al no permitírseles regresar a sus hogares, solo pudieron llevar al campo lo que traían consigo. Allí las condiciones eran de hacinamiento. Los bungalows (cabañas) construidos para alojar a cuatro personas en St. Stephen’s College albergaban a 30 o más. La mayoría de los internos fueron enviados a los terrenos de la prisión Stanley, pero no a la estructura de la prisión en sí. El principal desafío que la mayoría de ellos debía enfrentar era conseguir suficiente alimento. Recibían dos comidas al día, generalmente un pequeño plato de arroz y un guiso aguado. Las enfermedades y los problemas digestivos eran comunes. Las circunstancias hubieran sido aún más difíciles de no haber sido por los suministros de emergencia enviados por amigos y por la Cruz Roja, y lo que podía comprarse en la cantina del campamento y en el mercado negro.4
Annette Rowell era una de las internas Científica Cristiana. Ella contó lo siguiente en el Christian Science Sentinel del 19 de octubre de 1946:
Llegué al campo de confinamiento Stanley solo con lo que podía cargar en dos canastas pequeñas, siendo mis posesiones más preciadas la Biblia y el libro de texto de la Ciencia Cristiana. La demostración de provisión fue casi como la de los panes y los peces. Nunca me olvidaba de dar gracias a Dios muchas veces al día, sabiendo que Él es la única fuente de provisión y que puede satisfacer y satisface todas mis necesidades humanas. Rodeada por casi tres mil personas agobiadas por el miedo a morirse de inanición, puedo decir con gratitud que nunca sentí las punzadas del hambre. Fui maravillosamente sustentada y recibí fortaleza día tras día.5
Ciertamente, la religión era un gran consuelo para muchos frente a las numerosas tribulaciones y penurias que tenían que enfrentar. La mayoría de los japoneses era tolerante con la religión en el campo y permitía que los distintos grupos de creyentes celebraran servicios religiosos. Aunque algunos grupos se reunían para adorar colectivamente, los Científicos Cristianos celebraban sus propios servicios, al igual que hacían otros.6
Los registros de los servicios de la Ciencia Cristiana revelan las dificultades a las que se enfrentaron en el campo, así como la resiliencia y la solidaridad que los participantes expresaban. Un informe trimestral del secretario, de fecha 23 de febrero de 1945, se refiere a algunas de las dificultades que encontraron. Uno de los problemas eran las condiciones físicas. Aunque se informó que los servicios se desarrollaban bien en general, el salón social donde tenían lugar las reuniones se había tornado cada vez más frío. Si bien los organizadores consideraron la posibilidad de trasladarlos a otro lugar, tomaron la decisión de no hacerlo, porque si lo hacían quizá no podrían cantar himnos.7 Otro problema que surgió fue el riesgo de que ocurrieran ataques aéreos durante el servicio religioso. El 25 de abril el grupo decidió que, aun en caso de que hubiera un ataque aéreo, el servicio continuaría de la forma habitual. Sin embargo, los himnos serían leídos por el Lector, en lugar de ser cantados por la congregación.8
Otro gran problema era la falta de acceso a literatura de la Ciencia Cristiana. A diferencia de las denominaciones con un clero ordenado, los Científicos Cristianos necesitaban tener acceso a la Biblia y los escritos de Mary Baker Eddy, incluidas las Lecciones-Sermón preparadas por La Iglesia Madre y publicadas en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana. El Sentinel del 2 de febrero de 1946 contenía el siguiente informe:
A pesar de que todo lo que se llevaba al campo debía cargarse en las espaldas de los internos, los Científicos Cristianos fueron capaces de proveer literatura suficiente para satisfacer las necesidades de las pequeñas primeras congregaciones. A medida que el número de interesados y el deseo de estudiar las obras de la Sra. Eddy aumentaban, la necesidad fue satisfecha con la llegada de dos paquetes inesperados de libros y publicaciones periódicas. Estos habían sido comprados en puestos de libros callejeros por los pocos miembros, chinos y de terceros países, que permanecieron en Hong Kong, quienes amorosamente tomaron para sí esta tarea hasta que el gobierno japonés se negó a permitir el envío de materiales impresos al campo.9
La falta de acceso a los últimos números del Trimestral fue particularmente desafiante. Para celebrar los servicios, los Lectores necesitaban las citas de los pasajes de la Biblia y el libro de Mary Baker Eddy, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras. Un informe de 1942-1943 del Comité de Distribución de Literatura explica cómo los Científicos Cristianos respondieron a esta necesidad:
Al principio se hacían copias a mano de los Cuadernos Trimestrales de la Ciencia Cristiana (octubre-diciembre de 1942 y enero-marzo de 1943) que nos habían traído, pero a medida que el número de estudiantes aumentaba esta tarea se iba tornando más difícil; y ahora, gracias a la bondad de un miembro, se están mecanografiando copias suficientes para satisfacer las necesidades de las reuniones semanales…10
El acta de la reunión de la Comisión Directiva de la filial del 9 de marzo de 1945 expresa gratitud por los Trimestrales recibidos en paquetes desde Estados Unidos.11 Más tarde, el Comité de Publicación de Cantón y Hong Kong informó que era la primera vez en años que habían podido “mantenerse al día con el resto del mundo”.12
Además de los Trimestrales, los internos congregantes tenían dificultades para obtener las letras de los himnos del Himnario de la Ciencia Cristiana, que forman parte integral de los servicios religiosos. Obviamente eran transcritos a mano para que pudieran participar más personas. Los archivos de la Biblioteca contienen múltiples copias de dichos himnos, incluso las letras de los poemas de Mary Baker Eddy “El amor”, “Oración vespertina de la madre” y “Alba de Navidad”; así como la letra de Phillips Brooks “Te vemos, pueblo de Belén”. Estos himnos deben haberse cantado en los servicios de Acción de gracias, que los internos Científicos Cristianos celebraban el día de Año Nuevo.13 Un informe del secretario describió uno de estos servicios de la siguiente forma:
Fue un servicio especialmente impresionante, celebrado en la sala 34 A.3 la tarde de Año Nuevo. Tuvimos un récord de asistencia de 24 personas, todas quienes deseaban sinceramente dar gracias a Dios por su tierno cuidado y bondad.14
El 18 de agosto de 1945, llegó a través de la prensa china la noticia de que el emperador de Japón había aceptado los términos de rendición a las fuerzas aliadas.15 Al año siguiente Annette Rowell publicó su testimonio en el Sentinel. Durante su tiempo como interna en Stanley, sirvió como Primera Lectora en los servicios religiosos de la Ciencia Cristiana. Aunque la historia de cada individuo es única, su descripción de cómo la fe la sostuvo durante estos difíciles años podría ser similar a las de otros internos Científicos Cristianos y de otras denominaciones:
Las condiciones de vida bajo las cuales permanecí en el campo Stanley trajeron a la superficie los errores de impaciencia, intolerancia, resentimiento, conmiseración y condenación propias, y tenían que ser enfrentados una y otra vez. Mediante la oración constante, la vigilancia y el esfuerzo consagrado pude impersonalizar estos errores y ver su nada, probando lo que nuestra amada Guía, Mary Baker Eddy, dice en la página 118 de “Escritos Misceláneos”: “… la lucha con uno mismo es grandiosa; nos da bastante empleo, y el Principio divino obra con nosotros —y la obediencia corona el esfuerzo persistente con la victoria eterna”.16
Para saber más sobre el poder de los himnos, incluidos los del Himnario de la Ciencia Cristiana, escuche “Hymns for our time—a conversation with Ruth Duck” [Himnos para nuestra época: una conversación con Ruth Duck], episodio de pódcast (en inglés) de Seekers and Scholars [Buscadores y académicos].
Este blog también se puede leer en este sitio web en alemán, francés, inglés y portugués.
- Geoffrey Charles Emerson, “Stanley Internment Camp, Hong Kong, 1942–1945: A Study of Civilian Internment during the Second World War” [Campo de confinamiento Stanley, Hong Kong, 1942-1945: Estudio de la confinación de civiles durante la Segunda Guerra Mundial], tesis de maestría (University of Hong Kong, 1973), 1, 3, 8.
- Ibíd., i.
- Ibíd., 201.
- Ibíd., 6, 11, 16, 84-85, 88-89.
- Testimonio de Annette M. Rowell en el Christian Science Sentinel del 19 de octubre de 1946, 1836-1837.
- Emerson, “Stanley Internment Camp”, 202, 204.
- “Quarterly Report” [Informe trimestral], 23 de febrero de 1945, ubicación en los Archivos de la Iglesia: Church Archives, Box 38860, Folder 172031.
- “Meeting Minutes” [Actas de asambleas y reuniones], 25 de abril de 1945, Church Archives, Box 38860, Folder 172183.
- “Christian Science Committee on Publication for Canton and Hong Kong, China, Reports” [Comité de Publicación de la Ciencia Cristiana de Cantón y Hong Kong, China, Informes], Christian Science Sentinel, 2 de febrero de 1946, 203. Ver el informe completo en las páginas 203-204.
- P. A. Ayrton, “Literature Distribution” [Distribución de literatura], 1943, Church Archives, Box 38860, Folder 172563.
- “Meeting Minutes”, 9 de marzo de 1945, Church Archives, Box 38860, Folder 172183.
- “Christian Science Committee on Publication for Canton and Hong Kong, China, Reports”, Sentinel, 2 de febrero de 1946, 203-204.
- En el Manual de La Iglesia Madre, Mary Baker Eddy dispuso la celebración de un servicio anual de Acción de gracias, con su propia Lección-Sermón. En los Estados Unidos los Científicos Cristianos celebran este servicio el cuarto jueves de noviembre. En otros países, al ser el Día de Acción de Gracias feriado, se celebra en general en la fecha designada. En los países en los que el Día de Acción de Gracias no es feriado, las congregaciones pueden elegir el día de celebración de este servicio anual.
- “Clerk’s Report: Annual Meeting Year ending Nov. 1944” [Informe del secretario: Año de la Asamblea Anual que finaliza en noviembre de 1944], alrededor de 1944, Church Archives, Box 38860, Folder 172447.
- Louie Stops, “Raising the Union Jack at Hong Kong” [Levantando la bandera del Reino Unido en Hong Kong], The Christian Science Monitor, 19 de octubre de 1945, 18.
- Testimonio de Annette Rowell en el Christian Science Sentinel del 19 de octubre de 1946, 1836-1837.