De los Documentos: Las convicciones de Mary Baker Eddy sobre la esclavitud

Mary Baker Eddy a Benjamin F. Butler, 17 de agosto de 1861, L02683. Retrato de estudio de Mary M. Patterson (Eddy), cerca de 1863, daguerrotipo, fotógrafo desconocido, P00161. Retrato de general de división Benjamin F. Butler, oficial del Ejército Federal, Brady’s National Photographic Portrait Gallery [Galería Nacional de Retratos Fotográficos del señor Brady], fotógrafo, 1861-1865, Biblioteca del Congreso. Ilustración de gente esclavada, atravesando el río al Fuerte Monroe, de Harper’s Weekly, vol. 5, No 242 (17 de agosto de 1861), 524, Biblioteca del Congreso.
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https://www.loc.gov/pictures/item/92515012/
El proyecto de los documentos de Mary Baker Eddy se basa en una gran colección de cartas y documentos. Estos nos ayudan a mostrar cómo Mary Baker Eddy y sus seguidores se relacionaban con el mundo que los rodeaba. Una carta de 1861 de Mary Baker Eddy al general de división Benjamin F. Butler revela nuevas perspectivas sobre su actitud hacia la esclavitud durante la Guerra Civil en los Estados Unidos de América.
El 17 de agosto de 1861 Mary Baker Eddy le escribió a Butler, el abogado de Massachusetts que se desempeñaba como general de división: “Permítame individualmente, y como representante de miles de mi sexo en su estado nativo, presentar el homenaje y gratitud debidos a uno de sus hijos más nobles, quien tan valientemente reivindicó las demandas de la humanidad”.1 El propósito de la carta de Eddy era agradecerle a Butler por la actitud que había adoptado al defender las libertades de los esclavos fugitivos que habían encontrado refugio en el territorio de la Unión. Una investigación más profunda de su correspondencia con Butler, y el papel que él desempeñó en defensa de los derechos de los hombres y mujeres negros, ubica a Eddy dentro de la conversación nacional sobre temas como la esclavitud, la propiedad y la Guerra Civil.
El 23 de mayo de 1861, Frank Baker, Shepard Mallory y James Townsend remaron a través del río James en Virginia y llegaron al Fuerte Monroe, en manos de la Unión, para pedir asilo. Los tres hombres negros esclavizados eran trabajadores del campo quienes habían sido presionados por confederados locales para que sirvieran en el ejército, y construyeran emplazamientos de artillería en las dunas a lo largo del puerto. Luego de enterarse de que su amo, el coronel Charles Mallory, planeaba enviarlos más lejos de su casa para construir fortificaciones en Carolina del Norte, los jóvenes habían hecho arreglos para escapar en dirección a las fuerzas de la Unión situadas del otro lado del río.2
Como comandante del fuerte, Butler apenas había llegado un día antes que los esclavos fugitivos, y como abogado demócrata de Massachusetts distaba mucho de ser el paladín del abolicionismo que los hombres probablemente esperaban encontrar. No obstante, le escribió al teniente general Winfield Scott en defensa de que los tres hombres no regresaran con sus amos confederados. Butler afirmaba que él “los había tomado como lo habría hecho con cualquier otra propiedad de un ciudadano privado, que las urgencias del servicio indicaban que debía tomar, y —en especial— propiedad que fue diseñada, adaptada y que estaba por usarse contra los Estados Unidos”.3 Butler argumentaba que el uso de los hombres por parte de los confederados contra el ejército de la Unión le daba el derecho a reclamarlos como contrabando de guerra. Insistía en argumentar que la Ley de Esclavos Fugitivos no podía apelarse en esa instancia debido a que “la Ley de Esclavos Fugitivos no afectaba a naciones extranjeras, como Virginia afirmaba ser”.4
Simon Cameron, secretario de guerra, respondió a la consulta de Butler, afirmando sus acciones e instruyéndolo a que prevenga la constante construcción de fortificaciones enemigas absteniéndose “de entregar a presuntos amos cualquier persona que pudiera atravesar su frente”.5 De este modo, la caracterización de Butler de los esclavos fugitivos como propiedad del enemigo —y por lo tanto, contrabando de guerra— se convirtió en precedente para el tratamiento de los esclavos fugitivos.
La conversación continuó hasta el otoño de 1861, cuando Butler le volvió a escribir a Cameron para preguntar sobre las mujeres y niños que se habían refugiado en el Fuerte Monroe después de que las tropas abandonaran Hampton, Virginia. Estos incluían “gran número de negros, compuesto en gran medida de mujeres y niños de los hombres que habían huido a mis líneas por protección, que se habían escapado de grupos de rebeldes que merodeaban y quienes habían estado reuniendo negros sanos para que los ayudaran en la construcción de baterías en los ríos James y York”.6 Butler, quien ya había usado a ex esclavos para construir trincheras, los elogió por “trabajar con celo y eficacia en esa tarea, evitando así que los soldados hicieran esa labor, bajo el destello del sol de mediodía”.
Al mismo tiempo, “las mujeres ganaban su considerable sustento promocionando el servicio de lavado, el intercambio y la costura de la ropa de los soldados”. Pero ahora que el número de esclavos fugitivos había llegado a 900 —unos 600 eran mujeres, niños y hombres que no tenían edad para trabajar—, Butler se enfrentaba nuevamente a las consecuencias legales de albergarlos en el Fuerte Monroe. Si bien había afirmado que los esclavos que trabajaban en la construcción de fortificaciones para los confederados podrían ser considerados como contrabando de guerra, él cuestionaba que fuera usado como justificación para no devolver a mujeres y niños esclavizados. El 30 de julio de 1861, le preguntó a sus superiores:
¿Son ellos una propiedad? Si lo fueran, entonces han sido dejados por sus amos y dueños, abandonados, desechados, como un barco naufragado en el océano. Sus antiguos dueños y propietarios sin razón, traicioneramente y en rebeldía, prácticamente los han abandonado para ser devorados por la tormenta invernal de la inanición. Si son propiedad, ¿no se convierten entonces en propiedad de los rescatadores?
Butler argumentaba que, si bajo la Constitución de los Estados Unidos, y según la insistencia de los confederados, los hombres y mujeres negros esclavizados eran propiedad de sus dueños, entonces una vez que el ejército Confederado los abandonara, ellos se convertirían en propiedad del ejército de la Unión que los había salvado. No obstante, Butler y sus soldados se oponían a aceptar propiedad humana. Por lo tanto, si sus nuevos propietarios renunciaban al reclamo de propiedad los ex esclavos debían ser libres. Butler continuó así:
Pero nosotros, los rescatadores, no necesitamos ni tendremos tal propiedad, y no tomaremos posesión de ella. Por lo tanto, ¿no ha cesado toda relación propietaria? ¿Con ello, no se han convertido en hombres, mujeres y niños? Al no estar más sujetas a ninguna clase de propiedad, las temerosas viudas de los amos fugitivos ¿no han asumido —gracias a las acciones de sus amos y el estado de guerra— el estado de aquellos hechos a imagen de Dios que nosotros consideramos normal? Por lo tanto, ¿no ha sido respondido cada requisito constitucional, legal y moral, tanto en cuanto al amo de los fugitivos como a sus esclavos abandonados?7
Cuando The New York Times publicó la carta de Butler el 6 de agosto de 1861, sus palabras y acciones se encontraron con una gran variedad de respuestas. El Boston Evening Transcript elogió su hábil manipulación de los reclamos de propiedad sureñas como “casi una genialidad”, mientras que el Atlantic Monthly creía que fue “inspirado tanto por el sentido común como por un sentido de humanidad”.8 No obstante, los republicanos radicales vieron la inmediata victoria de los esclavos fugitivos empañada por su continua identificación como propiedad.
Mary Baker Eddy se unió a la conversación el 17 de agosto de 1861, escribiéndole directamente a Butler en respuesta a su carta del 30 de julio, que posiblemente haya leído en el Times o algún otro diario que había publicado la noticia. Ella alabó su posición al refugiar a hombres, mujeres y niños negros en el Fuerte Monroe. Le agradeció por reivindicar “los reclamos de la humanidad en su última carta dirigida al secretario Cameron”, y por atreverse a defender “el honor de nuestro país, la verdadera posición de la justicia y la equidad”.9 Ella estaba de acuerdo con la posición de Butler, y escribió: “Usted, al igual que todos nosotros, considera que la libertad es la condición normal de aquellos hechos a imagen de Dios”. Y terminó la carta alentando a Butler a que persevere en su lucha: “La lucha sangrienta entre el bien y el mal solo puede ser feroz, no puede durar mucho, y la victoria del lado de la justicia inmutable bien valdrá su precio. Dadnos en el campo o en un foro a un Ben Butler valiente, y nuestro país estará a salvo”.
La respuesta de Mary Baker Eddy a la carta del 6 de agosto de Butler resalta su apoyo por conceder derechos de humanidad a todos “los negros al igual que a los blancos, hombres, mujeres y niños” dentro de los Estados Unidos. En una época en que muchos defensores de la Unión no se oponían necesariamente a la esclavitud, Mary Baker Eddy sí lo hizo. Mientras que algunos abolicionistas vieron las medidas de Butler como peligrosas —al etiquetar a hombres y mujeres negros como propiedad a cambio de su libertad— y se manifestaron en contra de su enfoque, Mary Baker Eddy apoyó sus acciones y su afirmación de la humanidad de ellos.
La carta de Butler del 30 de julio finalmente resultó en la Primera Ley de Confiscación, aprobada el 6 de agosto de 1861. Dos días más tarde, Cameron le escribió a Butler, describiendo los principios centrales y aprobando el reclamo reciente de Butler. El asunto se complicó en el caso de aquellos que escaparon de sus amos leales al gobierno de los Estados Unidos. Butler fue instruido a guardar registros detallados de los nombres y descripciones de los ex esclavos y sus amos. Cameron escribió: “Con el regreso de la paz, el Congreso sin duda atenderá adecuadamente a toda persona que haya sido recibida al servicio de la Unión, y contemplará una indemnización justa para los amos leales”.10 Paradójicamente, el argumento usado por Butler y en el cual se basó la legislación, usó la condición de esclavos como propiedad legal para argumentar en favor de su libertad.
Muchos consideraron la nueva ley como una victoria en contra de la esclavitud y un paso hacia el fortalecimiento de la Unión. Otros consideraron que la afirmación de los individuos esclavizados como propiedad personal era un retroceso. Frederick Douglass denunció que la ley no era lo suficientemente amplia, y creía que su eventual importancia giraba en torno a la aplicación de la ley por parte de Lincoln.11 Otros fervorosos abolicionistas consideraban que la estructura subyacente de la política de Butler era ofensiva para el argumento moral contra la esclavitud, basado en la igualdad de los individuos blancos y negros ante Dios.
La carta de Mary Baker Eddy a Butler pone de relieve sus convicciones en contra de la esclavitud y su disposición a abogar por ellas. Aunque no está claro si Mary Baker Eddy estaba de acuerdo con el fundamento jurídico del razonamiento de Butler, era obvio que ella apoyaba sus conclusiones de que “todos nosotros sostenemos que la libertad es el estado normal de aquellos hechos a imagen de Dios”.12
Este blog también se puede leer en este sitio Web en alemán, francés, inglés y portugués.
- Mary Baker Eddy a Benjamin F. Butler, 17 de agosto de 1861, L02683, https://mbepapers.org/?load=L02683.
- Adam Goodheard, “How Slavery Really Ended in America” [Cómo terminó realmente la esclavitud en los Estados Unidos], The New York Times Magazine, 1o de abril de 2011.
- Benjamin F. Butler, general de división, al teniente general Winfield Scott, 24 de mayo de 1861, en The War of the Rebellion: A Compilation Of The Official Records Of The Union And Confederate Armies [La guerra de la rebelión: Una recopilación de los archivos oficiales de los ejércitos de la Unión y de los Estados Confederados] (1894), Serie II, Vol. I. Prisoners of War, Etc.: Military Treatment Of Captured And Fugitive Slaves [Prisioneros de guerra, etc.: el tratamiento militar de los esclavos capturados y fugitivos].
- Ibíd.
- Simon Cameron, secretario de guerra al general de división Butler, 30 de mayo de 1861, en The War of the Rebellion: A Compilation Of The Official Records Of The Union And Confederate Armies (1894), Serie II, Vol. I. Prisoners of War, Etc.: Military Treatment Of Captured And Fugitive Slaves.
- “The Slave Question” [La cuestión de los esclavos]. Carta del general de división Butler acerca del trato de los esclavos fugitivos. Departamento de la Sede del Fuerte Monroe, Virginia, 30 de julio de 1861, en The New York Times, 6 de agosto de 1861.
- Ibíd.
- Boston Evening Transcript, 7 de septiembre de 1861; “The Contraband at Fortress Monroe” [El contrabando en el Fuerte Monroe], Atlantic Monthly, noviembre de 1861, 630.
- Mary Baker Eddy a Benjamin F. Butler, 17 de agosto de 1861, L02683, https://mbepapers.org/?load=L02683.
- Simon Cameron, secretario de guerra al general de división B. F. Butler, 8 de agosto de 1861, en The War of the Rebellion: A Compilation Of The Official Records Of The Union And Confederate Armies (1894), Serie II, Vol. I. Prisoners of War, Etc.: Military Treatment Of Captured And Fugitive Slaves.
- Ed. Frederick Douglass, “The Confiscation and Emancipation Law” [La Ley de Confiscación y Emancipación], Douglas Monthly, Rochester, Nueva York, agosto de 1862.
- Mary Baker Eddy a Benjamin F. Butler, 17 de agosto de 1861, L02683, https://mbepapers.org/?load=L02683.