La vacunación: ¿Qué dijo Mary Baker Eddy?

11 febrero 2021

Para saber cómo Mary Baker Eddy abordó el tema de la vacunación, revisamos sus escritos publicados, correspondencia y envíos a los periódicos, así como las revistas que ella estableció para La Iglesia de Cristo, Científico. Aunque ella ya había abordado este tema en 1880, se ocupó más de él desde 1900 hasta 1902.

Antes de entrar en detalles, he aquí algunos antecedentes sobre la vacunación en los siglos XIX y principios del XX.

Según un artículo de la Universidad de Harvard de 2014, “Si bien la inoculación ya era común en ciertas partes del mundo a principios del siglo XVIII, apenas empezaba a discutirse en Inglaterra y en la América colonial. Al ministro puritano Cotton Mather se le atribuye en gran medida la introducción de la inoculación en las colonias y el hacer mucho para promover el uso de este método como norma para la prevención de la viruela durante la epidemia de 1721. Se cree que Mather se enteró por primera vez de la inoculación gracias a su esclavo Onesimus de África Occidental…”.1 Cotton Mather era residente de Boston, y colaboró con el Dr. Zabdiel Boylston respecto a la inoculación contra la viruela. Encontraron oposición debido a la opinión común de que la inoculación iba en contra de la voluntad de Dios. También tuvieron que enfrentar escepticismo respecto a la seguridad y confiabilidad de dicha práctica.2

Para principios de los 1800, Massachusetts era uno de los pocos estados con leyes que autorizaban la vacunación obligatoria cuando las comunidades estaban amenazadas por la viruela. En 1902, la junta de salud de la ciudad de Cambridge ordenó la vacunación obligatoria durante un brote. La objeción a esto llevó a una demanda —Jacobson contra Massachusetts— que fue resuelta por la Corte Suprema de los Estados Unidos en 1905. El tribunal decidió a favor de la ciudad, a través del poder policial del Estado y la opinión de que las libertades individuales a veces deben subordinarse al bienestar común.3

Encontramos la primera referencia publicada de Eddy a la Ciencia Cristiana y la vacunación en el manuscrito de su sermón de 1880 en Hawthorne Hall de Boston: “El Dios del pueblo y el efecto en la salud y la moral”. Según ese documento, tomó Efesios 4:5 como su texto y comenzó:

Cada paso de progreso es un paso más espiritual. El gran elemento de la reforma no nace de la sabiduría humana; no obtiene su Vida de las organizaciones humanas; más bien es el desmoronamiento de elementos materiales que se van apartando de pensamientos y cosas; es la traslación de la ley a su lenguaje original, la mente y la unidad final entre el hombre y Dios.

Hacia el final del sermón, después de citar el escepticismo de varios médicos eminentes de la medicina, Eddy notó la anomalía de usar el virus de un animal para inocular a un ser humano, y el papel de Lady Mary Wortley Montagu en la introducción de la inoculación contra la viruela en Inglaterra. Ella concluyó esto:

…un ideal más espiritual y más acertado acerca de la Deidad mejora la raza humana, física y moralmente. Para el Científico Cristiano, Dios ya no es un misterio, sino un Principio comprendido que destruye el pecado, la enfermedad y la muerte… Todos los ideales mentales se manifiestan en el cuerpo.4

Cuando se imprimió el sermón —primero en el Journal of Christian Science de junio de 1883 y luego como folleto— se eliminó la referencia a la vacunación.5 Eddy publicó un breve artículo, “El contagio”, dos meses más tarde en el Journal (posteriormente reimpreso en Escritos Misceláneos 1883-1896).6 Ambos escritos aparecieron en el año inaugural de la revista. Otra breve referencia a la vacunación apareció en el artículo de Eddy de 1884 “Mistakes”. 7

Durante la siguiente década, artículos de otros autores publicados en el Journal mencionaban ocasionalmente la vacunación, a veces, de manera crítica. Varios testimonios incluyeron curaciones de sus malos efectos.8 Estas colaboraciones apuntaban al hecho de que la vacunación era controvertida y, algunas veces, obligatoria.

Durante el brote de viruela de 1894, William B. Johnson, miembro de la Junta Directiva de la Ciencia Cristiana, le escribió a Eddy acerca de su preocupación de que pudiera ser arrestado si se negaba a ser vacunado.9 Ella respondió: “Defiéndete de la necesidad que profetizas. Si no te sientes capaz de hacer esto, no actúes tan imprudentemente como Holmes, pero de dos males elige el menor, el que quizá sea ser vacunado”.10 11

El 7 de marzo de 1900, en un periódico de Leavenworth, Kansas, apareció impresa la guía de Eddy a los Científicos Cristianos sobre la vacunación. Los padres Científicos Cristianos de siete niños, quienes habían estado fuera de la escuela durante más de un mes porque no cumplían con la orden del consejo escolar local de que todos los niños fueran vacunados, revirtieron su posición. Edward H. Keach, el Primer Lector de la iglesia de la filial de la Ciencia Cristiana local, explicó al reportero que habían “consultado con la Sra. Eddy de Boston, la fundadora de su iglesia, y recibieron las siguientes instrucciones”:

En vez de altercar acerca de ser vacunado, recomiendo que, si la ley exige que una persona se someta a este proceso, obedezca la ley; y luego recurra al Evangelio para que lo salve de cualquier mal resultado. Lo que sea que pertenezca a este siglo, o a cualquier época, podemos someterlo con seguridad a la providencia de Dios, a la justicia común, los derechos individuales y los usos gubernamentales.12

Este consejo se convirtió en un componente clave en las declaraciones sobre la vacunación por parte de Eddy y su iglesia.

Alrededor del mismo tiempo que el incidente en Leavenworth, el hijo de Eddy, George Glover, inició una demanda contra una junta escolar que había ordenado vacunar a todos los niños en las escuelas públicas de Lead, Dakota del Sur. El 19 de febrero de 1900, Eddy le escribió:

Lamento que hayas presentado una demanda sobre la cuestión de vacunar a tu hijo o hijos, aunque no tengo ninguna duda de que los derrotarás legalmente como siempre lo has hecho, por lo que estoy muy complacida. Pero si fuera mi hijo, yo permitiría que lo vacunaran y luego con la Ciencia Cristiana evitaría que dañara la salud de mi hijo…13

Pero George Glover no los “derrotó”; perdió la demanda al apelar ante la Corte Suprema del estado, después de su fallido intento de buscar una orden judicial contra la junta escolar y que los miembros de la junta fueran juzgados por desacato.14 Esto fue ampliamente difundido. El 9 de enero de 1901, se publicó una carta al redactor de Alfred Farlow, el gerente del Comité de Publicación —la oficina de relaciones públicas de la iglesia de la Ciencia Cristiana— en el Boston Herald:

SE RECOMIENDA OBEDECER LA LEY.

Al Redactor de El Heraldo:

En un número reciente de su periódico, usted publicó un informe de Lead, Col.15, refiriéndose a un caso en los tribunales de ese estado, en el que George Glover ha tratado de evadir la ley de vacunación. Se dice que “varias familias de Científicos Cristianos opinan lo mismo que Glover”.

Quiero señalar que esto es un asunto puramente individual, y los Científicos Cristianos no lo alientan ni lo avalan. Si bien es cierto que los Científicos Cristianos, así como muchos otros, no creen en la vacunación obligatoria, sin embargo, no están luchando contra esta ley, sino que se someten con tranquilidad a ella. Recientemente, la Rev. Mary Baker Eddy, la Guía de este movimiento, publicó la siguiente declaración:

En vez de discutir acerca de ser vacunado, recomiendo que, si la ley exige que una persona se someta a este proceso, obedezca la ley; y luego apele al Evangelio para salvarlo de cualquier mal resultado. Cualquiera sea el cambio que pertenezca a este siglo, o a cualquier época, podemos someternos con seguridad a esta providencia de Dios, a la justicia común, los derechos individuales y los usos gubernamentales.

Casi simultáneamente, The Times en Marlborough, Massachusetts, informó que los Científicos Cristianos estaban “iniciando una cruzada contra la vacunación sobre la base de que la viruela es una enfermedad imaginaria”. Farlow respondió en una carta al redactor del 12 de enero de 1901, reconociendo en primer lugar que “es cierto que los Científicos Cristianos tienen poca fe en los remedios materiales, porque han probado que la Ciencia Cristiana no solo es un tratamiento mejor, sino una mejor prevención de la enfermedad que cualquier otra cosa que hayan empleado hasta ahora”. Pero continuó explicando que los Científicos Cristianos “no tienen nada que ver” con la cruzada contra la vacunación, sino que “hace mucho tiempo que han renunciado a cualquier lucha sobre esta cuestión, y han acordado permitir la vacunación” de acuerdo con el consejo de Eddy. Él también escribió que “no es una declaración apropiada de la Ciencia Cristiana decir que la viruela o cualquier otra enfermedad es una imaginación”; que “deben utilizarse el cuidado y la discreción con respecto a los enfermos, cualquiera sea el componente de la enfermedad, hasta que el peligro de la misma haya pasado”; que “tener cuidado con respecto a la propagación de la enfermedad no disminuye la eficacia de las oraciones”; y que “los Científicos Cristianos no se precipitan imprudentemente ante su presencia”.16

Esta carta y otras sobre la vacunación fueron reimpresas en las revistas de la iglesia. Eddy le escribió en privado a su estudiante Edward Kimball, preocupada de que los litigios de su hijo y las historias de los Científicos Cristianos que se resistían a la vacunación se reflejaran públicamente en la Ciencia Cristiana, y reconocía la necesidad de “poner mi protesta en nuestras publicaciones periódicas”.17

El 17 de febrero de 1901, el Boston Herald publicó una carta breve de 170 palabras, no de Farlow, sino de la propia Eddy. Incluía ahora su guía estándar sobre la vacunación, y explicaba más detalladamente la importancia de que los Científicos Cristianos obedecieran la ley. El párrafo final decía lo siguiente:

Esta declaración debe interpretarse de manera que se aplique, sobre la base de la Ciencia Cristiana, a la denuncia de contagio a las autoridades competentes cuando así lo exija la ley. Cuando se cuestionó a Jesús acerca de obedecer la ley humana, declaró: “Dad a César lo que es de César”, aun mientras le des “a Dios lo que es de Dios”.

Esto fue reimpreso rápidamente en el Sentinel y Journal.18 También fue adaptado para usarse en una carta más extensa de Eddy al New York Sunday Journal, publicado bajo el titular “Christian Science Healing, Explained and Defended” [Explicación y defensa de la curación en la Ciencia Cristiana], más tarde revisado como el artículo “La curación en la Ciencia Cristiana”, y posteriormente incluido en su libro La Primera Iglesia de Cristo, Científico, y Miscelánea.19

Más tarde esa primavera, el New York Herald publicó una amplia entrevista a Eddy en su casa en Nuevo Hampshire, que incluía una conversación sobre la Ciencia Cristiana y las leyes estatales de salud respecto a las enfermedades infecciosas y contagiosas. Ella repitió sus declaraciones previas sobre la vacunación, después de explicar que “no podemos forzar la perfección en el mundo”, y diciendo: “Siempre que los Científicos Cristianos obedezcan las leyes, no creo que sus reservas mentales tengan mucha importancia. Pero todo pensamiento cuenta, y la Ciencia Cristiana finalmente derrocará el conocimiento falso”.20

La publicación de entrevistas, artículos y cartas a redactores de periódicos en 1900 y 1901 ofreció un mensaje coherente de Eddy: la práctica de su religión no era una amenaza para la salud pública. Cuando se les requiere hacerlo, los Científicos Cristianos y sus hijos se someten a la vacunación. Eddy era una estudiante de la Biblia, y puede haberse inspirado en uno de los temas del Evangelio de Lucas y el libro de los Hechos, en el sentido de que la joven iglesia cristiana era una religión respetuosa de la ley que no amenazaba al gobierno romano.21

Después de una interrupción en la cobertura de la prensa para el resto de 1901, y la mayor parte de 1902, se plantearon nuevas cuestiones sobre la Ciencia Cristiana y la denuncia y el tratamiento de las enfermedades infecciosas y contagiosas. Parte de esto fue el resultado de los continuos intentos de Josephine Curtis Woodbury —estudiante de Eddy que había perdido una demanda por difamación en su contra en 1901— de influir en la opinión pública contra la Ciencia Cristiana a través de la prensa. Una vez más Eddy respondió a través de los canales establecidos por su iglesia, afirmando que los Científicos Cristianos denunciarían casos sospechosos de contagio y observarían las cuarentenas ordenadas por el gobierno. Veremos más de cerca los temas implicados en un futuro artículo.


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  1. The Fight Over Inoculation During the 1721 Boston Smallpox Epidemic” [La pelea por la inoculación de 1721 durante la epidemia de viruela de 1721 en Boston].
  2. Véase John B. Blake, Public Health in the Town of Boston, 1630–1822 [Salud Pública en la Ciudad de Boston, 1630-1822] (Cambridge, Massachusetts: Harvard University Press, 1959).
  3. Lawrence O. Gostin, “Jacobson v. Massachusetts at 100: Police Power and Civil Liberties in Tension” [Jacobson contra Massachusetts a la edad de 100: la tensión entre el poder policial y las libertades civiles], American Journal of Public Health, abril de 2005. https://ajph.aphapublications.org/doi/10.2105/AJPH.2004.055152
  4. Véase los Mary Baker Eddy Papers [Documentos de Mary Baker Eddy], “The People’s God” [El Dios de los hombres], A10371A, para ver el borrador escrito a mano y la transcripción anotada.
  5. El título final fue La idea que los hombres tienen acerca de Dios —Sus efectos sobre la salud y el cristianismo (Boston: The Christian Science Board of Directors).
  6. Mary Baker Eddy, “El contagio”, Escritos Misceláneos 1883-1896 (Boston: The Christian Science Board of Directors). Para obtener más información sobre este artículo, consulte “¿Cuál es el origen del artículo ‘El contagio’ de Mary Baker Eddy?”.
  7. Eddy, “Mistakes” [Errores], Journal of Christian Science, agosto de 1884, 4.
  8. Por ejemplo, véase “Letters and cases of healing” [Cartas y casos de curación], The Christian Science Journal, octubre de 1885, 135.
  9. William B. Johnson a Mary Baker Eddy, 11 de marzo de 1894, IC001bP2.01.054.
  10. “Holmes” es una referencia a un hombre del sur de Boston, Joseph Holmes, que se negó a ser vacunado y fue multado. Véase “Ill for Weeks” [Enfermo durante semanas], Boston Daily Globe, 6 de marzo de 1894, 4.
  11. Mary Baker Eddy a William B. Johnson, 12 de marzo de 1894, L00059.
  12. “Christian Scientists Vaccinate Children” [Los Científicos Cristianos vacunan a sus hijos], The Leavenworth Times, 7 de marzo de 1900, 3. Una declaración similar de Eddy había aparecido en The Boston Herald 12 días antes, el 24 de febrero de 1900, en un artículo titulado, “A Remarkable Event” [Un suceso notable], de Alfred Farlow. Fue reimpreso en el Christian Science Sentinel del 1o de marzo de 1900. Tal vez fue allí que Keach vio las palabras de Eddy. O Farlow pudo haber enviado el artículo a Keach, quien también servía como Comité de Publicación para Kansas.
  13. Eddy a George Glover, 19 de febrero de 1900, L02130.
  14. “Supreme Court Decides the Vaccination Case” [La Corte Suprema decide el caso de la vacunación], The Daily Pioneer (Deadwood, Dakota del Sur), 1o de enero de 1901, 1.
  15. En realidad, Dakota del Sur, no Colorado.
  16. Se ha vuelto a publicar como “A Protest” [Una protesta] en el Sentinel, 31 de enero de 1901, 342.
  17. Eddy a Edward Kimball, 15 de febrero de 1901, L07515.
  18. Véase el Sentinel del 21 de febrero de 1901 y el Journal de marzo de 1901, bajo el título “Obey the Law” [Obedezcan la ley].
  19. La carta de Eddy al Sunday Journal fue motivada por la publicidad en torno a una demanda sobre un legado disputado a Primera Iglesia de Cristo, Científico, Nueva York.
  20. “Mrs. Eddy Talks of Christian Science” [La Sra. Eddy habla sobre la Ciencia Cristiana], New York Herald, 1o de mayo de 1901; reimpreso como “Mrs. Eddy Talks” [La Sra. Eddy habla] en el Sentinel del 9 de mayo de 1901 y más tarde en La Primera Iglesia de Cristo, Científico, y Miscelánea (Boston: The Christian Science Board of Directors).
  21. Stephen L. Harris, Exploring the Bible [Explorar la Biblia] (New York: McGraw Hill, 2014), 354.